Querido escapulario, rosario.
Tú eres el recuerdo material más importante con el que cuento en este momento. Recuerdo que te trajo mi mamá, en el día de la primera visita. Te entregó a mí con todo su amor y, por supuesto, pidiendo al cielo, a Dios, por mi protección. Cada vez que te toco, que hago una oración, siento que lo estoy haciendo con mi madre y que ella, desde la distancia, me está enviando su bendición. Tú serás el único objeto material que llevaré a mi casa cuando se termine esta prueba, porque eres el símbolo de mi fe, de la fe de mi madre y eres el recuerdo tangible que tengo de ella.
Atentamente,
José S