Cerradura

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Cerradura

Cerradura

Por Centella 69

CerraduraMiró por el ojo de la cerradura, no veía nada, todo esbozaba una oscuridad total. Su ansiedad aceleraba su respiración, y escuchaba el fuerte latir de su corazón. Quería gritar, llorar, pero no podía. No sé qué fuerza le impedía hacerlo, sólo podía correr para no dejarse atrapar por los monstruos que se deslizaban por las paredes para atraparlo.

Sin embargo, su instinto de supervivencia no lo dejaba darse por vencido y sabía que la única oportunidad era que ese alguien que estaba al otro lado de la cerradura lo salvará, por eso, de vez en cuando, entre saltos y rollos gimnásticos en el piso, se permitía esquivar los fantasmas y figuras de sombras que se desprendían de la pared para mirar por el ojo de la cerradura y gritar que le ayudarán y rescatarán de esas tinieblas, pero la energía se le agotaba y ese miedo que lo embargaba no lo dejaba gritar

Ya habían pasado 20 minutos, lo intentó una vez, más se dirigió a dónde estaba la cerradura que había manipulado para abrir y pasar al otro lado y salvarse, pero esta tenía seguro. Se sentía atrapado, sentía cómo esa sombras ya lo tenían de las piernas y no lo iban a dejar llegar al lugar donde estaba el ojo de la cerradura.

Ya no podía más, sintió morir; sus ojos trataban de percibir un suspiro más y en ese instante sintió y escuchó un click en la cerradura, la puerta se abrió en seco, se oía a alguien respirando fuerte, como si ese fuera el que lo intentaba atrapar y «bzzchick», se escuchó cuando se restableció el fluido eléctrico y se encendieron las bombillas qué le alcanzaron a cerrar los ojos por un instante, y después de una pausa pudo observar en la puerta al único ser que podía rescatarlo, su madre.

Al verlo, corrió a abrazarlo y le dijo: hijo, sólo salí a comprar lo de la cena, no sabía que quitarían la luz. Él corrió a su encuentro llorando como nunca lo había hecho. Se había salvado gracias a su heroína, aquella que siempre había estado pendiente, sin falta, a lo largo de cuatro años.

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