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Incidencias

incidencias, cuento corto

incidencias, cuento cortoPor: Hermenegildo

Cuento corto dedicado a: Edith García Mora.

Era como un sueño de verano sosteniéndome la mano…

Cuando conocí a Edith García, trabajaba en una sastrería llamada “Plinio”, ropa para hombre. Sí, era un poco raro que una mujer trabajara allí. Edith, tenía una belleza rara, exuberante. Me parecía una estatua de cera. Tenía cutis de muñeca rusa. Su cuerpo era ágil, duro y sensible. A pesar de vestir sin pretensiones casi todo lo que se ponía le sentaba bien.

Yo, que soy fanático de la ropa elegante, entré un día a la sastrería con el fin de arreglar un buzo que era un poco anticuado, y Edith me atendió con una presentación de lo más formal.

–¡Hola!, soy Edith y estoy para servirle.

–¡Muchas gracias!, mira, quiero que a este saco de cuello redondo, le hagas el cuello en V.

–Un momento, ¿acaso no sabe que las prendas cuando son únicas tienen vida?, –me contestó Edith–, ese buzo es muy bello, tiene personalidad y se ve que lo quiere bastante a usted.

–¡Claro!, también le quiero a él, pero quiero actualizarlo.

–No me parece, –Dijo ella–, además como el señor Plinio no está le contaré algunas incidencias. ¡Mire!, no es que las prendas de vestir tengan alma como las personas, pero si hacen parte de sus dueños. Yo, por ejemplo, no tengo que escoger la ropa que me pongo, ella viene a mí. Cuando abro el closet, de manera sencilla, las prendas brillan y así elijo la correcta.

Me quede pensando un rato y en ese instante comprendí porqué Edith se veía tan radiante, a pesar de estar trabajando. Tomé el buzo y le dije:

–Te vas a ganar un problema con el señor Plinio por espantar a los clientes con tan sutiles recomendaciones.

–Al contrario, –respondió ella–, cuando la gente no arregla las cosas viejas, siempre compra nuevas cosas.